¿El uso excesivo del chupete es malo para los niños y niñas? ¿A qué edad debe quitarse para que no suponga un problema en la salud bucodental de los pequeños? Si sois padres, seguro que estas preguntas han rodado por vuestra cabeza más de una vez. En Clínica Medina, como profesionales también especializados en odontopediatría, queremos dar luz a estas cuestiones.

La Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO) nos advierte que debemos retirar el chupete antes de los 24 meses, es decir, antes de los 2 años de edad. Si hacemos un buen uso de este y lo retiramos a tiempo, entonces no hay motivo aparente para que se produzcan malformaciones bucodentales. En caso contrario, alargar el tiempo del chupete puede provocar los conocidos como ‘dientes de conejo’, entre otros problemas.

Y no solo el chupete es motivo de deformaciones. También el mal hábito de chupar el dedo puede provocar problemas en la estructura de los maxilares y la posición de los dientes. Es igual de importante retirar este hábito lo antes posible.

Pero, ¿cuáles pueden ser las consecuencias de prolongar demasiado estos dos hábitos?

Son varias las consecuencias que existen entorno al uso prolongado del chupete y al hábito de chupar el dedo en los niños. Los ‘dientes de conejo’ ya los conocemos, pero a continuación vamos a enumerar otras que son también muy frecuentes:

       1. Dientes de conejo

Es la consecuencia más visible y conocida por todos. Se produce cuando los dientes centrales superiores se proyectan demasiado hacia adelante, tienden a salir de la boca y, además, a separarse. Una posición en la que se tiene un mayor riesgo de sufrir traumatismos y fracturas. Por su parte, los dientes inferiores se desvían hacia dentro, chocando con la encía del paladar y provocando molestias al masticar.

       2. Paladar ojival

El paladar ojival se atribuye cuando el hueso del maxilar superior es muy estrecho y pronunciado hacia arriba y  más estrecho que el maxilar inferior, cuando lo correcto es al revés. Esta consecuencia suele producir apiñamiento dental por falta de espacio para la correcta erupción y posición de los dientes, y proyección de los dientes hacia adelante.

       3. Mordida abierta

La mordida abierta se produce cuando los colmillos chocan entre sí y ambas filas de dientes no se cierran correctamente. De esta manera, los dientes superiores se desplazan hacia adelante y los inferiores hacia atrás, no encajando correctamente y dejando un espacio siempre abierto.

       4. Respiración bucal

¿Habíais pensado alguna vez que una malformación bucal puede también afectar a la respiración? Pues sí, al deformarse el maxilar adquiriendo esa forma inadecuada, estrecha y alta, este ocupa más espacio en las fosas nasales obstruyendo así el paso del aire. El niño se ve obligado a respirar más por la boca que por la nariz para obtener un mayor flujo de aire. Una disfunción que desencadena  también otros problemas.

       5. Mordida cruzada

Llamamos mordida cruzada cuando las líneas superiores e inferiores pierden su paralelismo y no encajan bien para una correcta función. Esto puede provocar a veces asimetrías también en la forma facial.

       6. Descolocación de los dientes

Un uso del chupete o de chupar el dedo puede conllevar también una descolocación de los dientes. Estos volverán a reubicarse unos meses después de haber dejado el chupete o haber interrumpido el hábito de succión del dedo, siempre y cuando lo hagamos lo antes posible. En caso de no hacerlo, pueden producirse malformaciones de los maxilares, deformaciones óseas significativas y  problemas en la articulación temporomandibular.

En caso de darse alguno de estos problemas, en Clinica Medina tenemos soluciones.   Visitamos a los niños y valoramos un tratamiento correctivo mediante retirada de hábitos, ortopedia y ortodoncia. ¿Nuestro objetivo? Solucionar el problema, devolver una función correcta a la boca y conseguir unos dientes sanos y bonitos con una buena armonía bucofacial.

 “Cuidamos de la sonrisa de los más pequeños”